Durante la novena sesión se cabildo del ayuntamiento de Calimaya, celebrada el pasado 3 de marzo, el alcalde Óscar Hernández Meza, mejor conocido en su municipio como el “Capulina”, dio nuevamente una muestra del tipo de político que es y de la calaña de la que proviene, ya que, por ignorancia, malicia, o una combinación de ambas, le salió el cobre y dio indicios de que desconfía de su propio ayuntamiento.
Los temas que se tocaron en dicha sesión de cabildo fueron que el 4 de marzo, aniversario de la erección del municipio, no se trabajaría, sólo se asistiría a la ceremonia, además de algunas correcciones al bando municipal que por descuido se publicaron. De este último tema se desprendió el discurso del alcalde de que había que tener mucho cuidado de cometer errores, ya que la ciudanía los notaba: “Hoy por hoy, la ciudadanía, con los medios electrónicos, con internet, tienen más acceso. Hay quienes te cuestionan de manera objetiva, hay quienes, y son la mayoría, te cuestionan con malicia, por molestar”, dijo el alcalde.
Ya desde aquí se advierte que el alcalde ve a la obligación del gobierno de responder las solicitudes de transparencia y a los cuestionamientos legítimos de sus gobernados como algo para “molestar” a su administración. Se le olvida que en una democracia se gana por la mayoría, pero se gobierna para todos, no solo para los que estén de acuerdo con él, y debe, por ley, responder a todo ciudadano sin distinción.
Continuó diciendo: “Cuando veo los cuestionamientos que nos hacen en internet o en transparencia, es que tan preciso que van a las preguntas que podemos decir, así, que salen de la casa, y al final logramos encontrar de donde sale, siempre buscamos esa parte y cuando sucede, tenemos que actuar, porque con tanta precisión, yo les aseguro que, con tanta precisión, esas cuestiones de dónde salen”.
Al parecer el alcalde desconfía de su propio ayuntamiento, pues sugiere que la precisión en las preguntas que les hacen, sólo pueden venir de gente dentro de su gobierno, no cree capaces a los ciudadanos de investigar en la información pública cómo se hacen las cosas en su gobierno. Y aunque fueran de dentro de su administración, están esos funcionarios en su derecho de cuestionarlo.
Para rematar, dice que tiene que “actuar” cuando se sabe si alguien cuestiona de más en su gobierno. Da entender que hay persecución y censura dentro de su administración, que nadie puede preguntar o cuestionarlo. Pues qué dictadorcito resultó el señor “Capulina” y además que debe tener miedo, mucho miedo de que alguien diga de más, ¿pues qué esconderá?
Osvaldo García