Tan bonita esa película de Cantinflas encarnando a un profesor empático y honesto que defendía y guiaba a sus alumnos a ir por el buen camino; tan alejado de la realidad de algunos otros que les da por incursionar en la política municipal dejando a un lado los valores del buen servir.
Ahí tiene a usted al “profesorcito” Rausel Cervantes, presidente municipal de Joquicingo proveniente del Partido Verde, quien ya entrado en los tejes y manejes de la administración, pareciera que anda haciendo de las suyas con los recursos del municipio.
Quizá aprovechando la falta de profesionalismo y juventud del párvulo tesorero José María Castañeda Fuentes y del posiblemente maiceado y convencido cabildo; Rausel Cervantes está intentando colgarse del alambre llamado presupuesto.
Porque ha usted de saber que, de acuerdo con lo recomendado por el Consejo de Valoración Salarial del Estado de México, en 2020 hizo públicas las características necesarias para determinar el límite del sueldo que podían ganar los presidentes municipales; dividiendo los municipios en 5 niveles, tomando en cuenta la población, presupuesto, costo de vida promedio, grado de marginalidad, productividad y eficiencia de recaudación; pone a Joquicingo en el nivel A (el más bajo), en el que se estableció que lo máximo que podía ganar un presidente municipal era hasta 69 mil 368 pesos mensuales, incluyendo bonos, gratificaciones y otros apoyos.
Pues bien, la cloaca de la administración ha sido destapada; ya que en manos de esta casa editorial se encuentran documentos entre los que destacan las percepciones del alcalde; un nada despreciable sueldo de $42 mil 400 pesotes brutos quincenales, por lo que este “Profesorcito” estaría recibiendo $84 mil 800 pesos mensuales brutos, muy por encima de lo recomendado, aún tomando en cuenta que la Comisión de Planeación y Gasto Público en conjuntos con el Órgano Superior de Fiscalización del Estado de México, que tomaron el lugar del Consejo Consultivo de Valoración Salarial, hicieron hincapié en mantener austeridad sobre todo después de la pandemia por COVID19.
Cabe destacar que algunos municipios sí cumplen con estas recomendaciones como el ejemplo de una administración del grupo E, con un tope de $140 mil 155 pesos y el alcalde no sobrepasa esa cifra.
Pero la cosa no para ahí, porque si las cuentas nos cuadran, estaríamos hablando de $1 millón 17 mil 600 pesos al año, más los ostentosos $111 mil 518 pesos de aguinaldo y los más de $69 mil pesos de prima vacacional; “El profesorcito” de Joquicingo se estaría llevando a la bolsa $1 millón 198 mil pesos al año. Así como lo lee, ¿Qué haría usted, querido lector, con más de 3 millones y medio de pesos en 3 años?
¿Será por eso por lo que tomó la decisión de poner al párvulo tesorero José María Castañeda en un área tan estratégica? Porque lamentablemente, con la mano en la cintura el “Profesorcito” de Joquicingo podría dejar a su paso una estela de retroceso y malos manejos estando en el poder, destacando un dejo de ambición y pericia para servirse con la cuchara grande.
Mientras tanto, la ciudadanía de Joquicingo se pregunta si hizo bien en haber dejado entrar “tepocatas” a su jardín municipal con la esperanza de progreso para su gente; algunos dicen que en el Ayuntamiento ya se pueden ver a algunos jóvenes pupilos, seguir al “Profesorcito” entonando: “Chirrín, chirrín, lo digo yo, de a devis sí, de a mentis no. Chirrín, chirrín, mi profesor, ni modo hay que ganar”.
Ariz Vega