Aunque no puedan comprobar las habilidades para realizar su chamba
Ya lo dicta la Real Academia de la Lengua, “Cacique” es la persona que en una colectividad o grupo ejerce un poder abusivo”, ni más ni menos lo que se vive en algunos municipios, como aparentemente sucede en Calimaya, donde Óscar “El capulina” Hernández Meza ha gobernado durante 4 períodos incluyendo el actual, lo que se dice, le ha servido para manejar a su antojo y capricho la administración municipal, dándole el poder de presuntamente designar a conveniencia los puestos de directores de área, coordinadores y otros puestos clave, inclusive cuando los achichincles que elige no cumplen con lo estipulado en la Ley Orgánica Municipal del Estado de México para ocupar sus cargos.
La citada Ley marca en su Artículo 32 que áreas como Tesorería, Desarrollo Urbano, Desarrollo Económico, Coordinación de Mejora Regulatoria, entre otras, deben ser dirigidas por personas que cumplan con “título profesional o acreditar experiencia mínima de un año en la materia”.
Sin importarle esto, el alcalde nombró a Alexis Noé Garay Mendoza, tesorero municipal, quien como única referencia tiene haber fungido como tercer regidor en la pasada administración, justamente al lado del “Capulina” de Calimaya; alguna gracia debe tener el individuo para ser tesorero, porque las leyes se las pasa por el arco del triunfo al aparentemente no contar con la experiencia mínima de un año, bueno, solo cuenta si de levantar la manita se trata; porque ni méritos académicos ni laborales se pueden comprobar.
Algo similar pasa con Felipe Macazaga Rojas, quien dice ser “Licenciado en Historia” en su ficha curricular, aunque tampoco aparece en el Registro Nacional de Profesionistas, y quien ostenta el cargo de director de Desarrollo Urbano, aunque su último empleo, según el Ayuntamiento, sea coordinador de Derechos Humanos de 2003 a 2006, curiosamente cuando “El capulina” también estaba en el poder, peor aún es que para ocupar este puesto debería contar con un título profesional en el área de Ingeniería Civil, Arquitectura o afín.
Y es el mismo caso de su hermano José Luis Macazaga Rojas, quien se ostenta como coordinador de Mejora Regulatoria, pero tampoco cuenta con cédula que lo acredite, incluso cuando en su ficha curricular se hace llamar “Licenciado en Educación Media en español” y que su experiencia es como administrativo en el área de Desarrollo Social en el periodo 2006-2009, mismo que también fue presidido por Hernández Meza.
Una más es la directora de Desarrollo Económico, Amérika Yhovanna Hernández Díaz Leal, quien cuenta con dos fichas curriculares en la página del ayuntamiento, las cuales indican que tiene el bachillerato, en una de ellas aparece sin experiencia laboral previa y en otra que laboró un año como auxiliar en esta área de 2020 a 2021, también al mando de Óscar Hernández. Cotejando la información, no hay registros que indiquen que efectivamente desempeñó ese trabajo. Pareciera que de alguna manera busca ocultar que ni preparación académica ni laboral tiene. Y en ese caso también estaría violando la Ley Orgánica.
Dicen en mi pueblo que hay que ser puercos pero no tan trompudos y en Calimaya las cosas aparentemente ya se manejan hasta con cinismo, porque ha usted de saber, querido lector, que además de las amañadas inconsistencias y la presunta designación de puestos a conveniencia, está en duda si alguno de estos “achichincles” del alcalde anda firmando documentos ostentándose como “Licenciado o licenciada”, porque conforme a lo publicado en el Código Penal Federal; “Se sancionará con prisión de uno a seis años y multa de cien a trescientos días a quien, sin tener título profesional: se atribuya el carácter de profesionista, ofrezca públicamente sus servicios como profesionista o a quien use un título o autorización para ejercer alguna actividad profesional sin tener derecho a ello”, ¿será que más de uno podría en algún momento enfrentar a la justicia?
Mientras la ciudadanía de Calimaya llegó a pensar que podían confiar en un presidente que ya tenía “experiencia” en eso de gobernar un municipio, la verdad es este municipio ha sido el semillero de las aparentes malas mañas de su alcalde.
Como vemos, amable lector, al parecer no hace falta estar preparado académicamente ni tener la experiencia suficiente para aparentemente llenarse los bolsillos con el dinero del pueblo, sólo basta con tener los contactos necesarios y estar entre los consentidos del cacique en turno. Qué buen ejemplo le da el gobierno a los calimayenses.
Osvaldo García