¿Hasta cuándo nuestro presidente municipal de Joquicingo, emanado de las filas del magisterio y del Verde Ecologista se va a poner las pilas?, para eso fue contratado, con la encomienda de ayudar a la población de todo el municipio, que también incluye al paraje Xomulco y la colonia Ojo de Agua; donde, dicho sea de paso, también votan, aunque parezca que al “mayestro” llamado Rausel Cervantes, no le interesan estas zonas.
Reflexionando un poco en la profesión que dice tener este “politiquillo”, quien se habrá educado supuestamente con la vena de ayudar al prójimo, pues la carrera del magisterio es muy clara el enseñar y educar a los párvulos, para con ello, no tener sumergido al pueblo en la ignorancia; pero pareciera que este individuo se la paso de noche en su preparación profesional, déjenos contarle por qué.
Durante mucho tiempo, se han venido registrando un sinfín de accidentes en la mal llamada y famosa “recta de la muerte”, que conecta la cabecera municipal de Joquicingo, con la comunidad del Guarda; esa que lo chamaquitos de dinero que van a sus casa de campo en Malinalco o bien, el turismo que semana con semana pasa por el municipio con destino a dicho pueblo mágico vecino, agarran a altas velocidades como una pista de carreras, provocando accidentes automovilísticos de grandes dimensiones, representando un peligro constante no solo para ellos sino para la población que habita a orillas de esta carretera.
Solo hay que recordar que el año pasado un camión de pasajeros que se dirigía a Chalma, se estrelló con una casa habitación en la comunidad de “El Guarda”, provocando muertes y desastres económicos a su paso.
¿Qué estará esperando este politiquillo?, que nuevamente el municipio de Joquicingo sea noticia nacional por un accidente más, porque se “estampe” algún camión contra una casa como ha sucedido con anterioridad o porque ya se salió algún otro auto dejando tragedia a su paso entre los que viven en Xomulco y Ojo de agua.
La falta de sensibilidad de este “mayestro” parece no tener fin, a quien aparentemente lo único que le interesa es llevar progreso a su comunidad “Techuchulco”, olvidándose que si se es presidente del municipio, tiene la obligación de ayudar a todo el que habita en él, no solo a su comunidad, porque ha usted de saber que esta situación no es nueva, ya que las peticiones se han hecho a las autoridades correspondientes y no han sido escuchadas; lo que justifica el sentir de la gente que expresa su decepción, argumentando que están “tan cerca de la cabecera municipal y tan lejos de la mano y pensamiento de Rausel Cervantes”.
Vergüenza le debería dar a este personaje, que solo ha llegado a la presidencia municipal a presuntamente llenar de dinero sus bolsillos, que, al parecer, nunca en su vida como educador se podía ganar, y como dice el dicho, “el que en su vida nunca tuvo dinero y de repente se saca la lotería y millonario se vuelve, pues loco se ha de volver”.
Así es, amigo lector, como siempre, acuérdese que la última opinión de este tipo de personajes la va a tener usted, ya que es el mejor crítico de sus autoridades, porque los ve a diario y se da cuenta de la transformación de estos “mounstruos” de la política municipal, embelesados con el poder y el dinero, sintiendo que caminan entre nubes.
¿Hasta cuándo?, Quizá lo que “mayestro” Rausel necesita para poner cartas en el asunto sea pedir ayuda al Colegio de Ingenieros Civiles del Estado de México para que le enseñen cómo se colocan un par de topes o reductores de velocidad, o tal vez no se ha hecho caso por lo costosos que son los topes, quizá para eso sea necesario endeudar al municipio con otro préstamo millonario.
Quizá el “profesorcito” piense que con una sonrisa se solucionan los problemas de Joquicingo, cuando en realidad la población no sabe si se ríe de ellos o de los problemas que no tienen para cuándo resolverse.
Bien decía mi madre que “el que nace para maseta del corredor no pasa”, porque para algunos, probablemente la administración que encabeza Rausel Cervantes, sea la peor que ha tenido este bello municipio. Habrá que recordarle el compromiso que adquirió cuando rindió protesta como alcalde, que, si no hacía bien su trabajo, la sociedad se lo demandara y para allá va, porque se dice que ahora pareciera tener orejas de pescado para no escuchar las peticiones más encarecidas de sus gobernados.
Ariz Vega
