Desde el comienzo de su administración, una de las constantes justificaciones del alcalde Óscar “El capulina” Hernández Meza para no realizar obras y acciones que impacten positivamente a los calimayenses es aparentemente la falta de recursos, principalmente en cuanto a drenaje, alcantarillado y suministro de agua, que tanto se echan de menos en estas épocas de lluvias, cuando el municipio sufre de inundaciones y desbordes.
Sin embargo, desde que tomó posesión en lo que fue su tercer periodo como alcalde, en 2018, y hasta hoy día, hay un dispendio desmedido para que este personaje, presuntamente se dé la gran vida junto con sus esbirros, pues resulta que, en 2019, nada más él solito facturó en el ayuntamiento 617 mil 627 pesos por concepto de consumo de alimentos, o sea más de medio millón de pesos, como lo indica el “Diario General de Pólizas” de ese año.
Tan solo en el mes de mayo de ese año, se facturó una cantidad de 110 mil 484 pesos, lo que sin duda es una auténtica grosería cuando hay gente que ni siquiera gana eso en uno o dos años de trabajo y este alcalde se lo gastó por “consumo de alimentos” en un mes, y por supuesto, nada de eso salió de su sueldo sino del presupuesto, dañando las arcas municipales desde tiempos pasados.
Más recientemente, en último diario general de pólizas que se ha hecho público, que es correspondiente a diciembre de 2021, ya no aparece facturado el concepto de “consumo de alimentos”, sin embargo es exorbitante la cantidad que se facturó por “gastos de representación”, que es un concepto bastante flexible, que según el Manual para la Planeación, Programación y Presupuesto de Egresos Municipal para el Ejercicio Fiscal 2021, son “asignaciones destinadas a cubrir gastos autorizados a los servidores públicos de mandos medios y superiores por concepto de atención a actividades institucionales originadas por el desempeño de las funciones encomendadas para la consecución de los objetivos de los entes públicos a las que estén adscritos”, un ejemplo sería invitar a comer a un proveedor, invitaciones para eventos, estadías en hoteles, regalos a proveedores, tomar cursos, conferencias, talleres, etc.
Lo que quiere decir es si a un funcionario se le ocurre decir que fue a comer y que eso era necesario para cumplir con su trabajo y factura bajo ese rubro a nombre del ayuntamiento, lo paga el municipio. Por ello, tan solo en el mes de diciembre pasado, se facturó una cantidad de 652 mil 344 por gastos de representación. Por supuesto, no hay la transparencia necesaria para indicarle al pueblo en qué se fueron esos gastos, pues como indica el presupuesto, pueden ser para comidas, regalos o cualquier cosa que se les ocurra a sus gobernantes.
Cabe destacar que, para este trienio en el presupuesto de egresos detallado para el primer trimestre del año 2022, para servicios de traslado y viáticos se aprobaron más de 244 mil pesos, habrá que esperar a ver cuánto fue de comiditas.
Como seguramente ya se dio cuenta, estimado lector, la próxima vez que su alcalde y demás achichincles comenten que no hay presupuesto, que no llegan los recursos y demás pretextos, acuérdese en qué se gastan estos señores el dinero y que mientras la gente común “se aprieta el cinturón”, en el gobierno municipal ya está pidiendo el postre.
Osvaldo García