Si algo ha caracterizado a la actual administración de Joquicingo, dirigida por el “mayestro” Rausel Cervantes, es la incongruencia en la manera de conducir el municipio en materia financiera, pues como se ha expuesto en ediciones anteriores de este Semanario, hay “asesores” que ganan más que directores de área, deuda pública más alta que el trienio pasado, y por supuesto, un alcalde excesivamente bien pagado.
Para este año, la tendencia no parece rectificarse, pues en el proyecto de Presupuesto de Egresos 2023, se tiene contemplada una disminución de 2 millones 276 mil 549 pesos, respecto a lo autorizado en 2022.
A pesar de ello, el gasto en “servicios personales”, que es el costo de la nómina para el personal del Ayuntamiento, pasará de 46 millones 144 mil 157.99 pesos, autorizado en 2022, a 47 millones 390 mil 903.90 pesos, lo que es un aumento en este gasto por 1 millón 246 mil 745.91 pesos para los sueldos.
Como se puede dar cuenta, mientras que el presupuesto baja, los que no bajan son los sueldos de estos funcionarios. Lo más grave es que cuando de dinero se trata, lo primero es reducir el dinero que debería ser destinado en favor de los servicios públicos, obras o apoyos sociales, pero no, lo que es intocable son los abultados sueldos de los funcionarios.
Con esta desvergüenza, el alcalde Rausel Cervantes se lleva mensualmente 80 mil 800 pesos brutos mensuales, más de 8 mil pesos más que su predecesor. Así que no sólo es la reducción al presupuesto, sino también el desparpajo con que cada presidente no descuida sus ingresos, y, al contrario, antepone sus intereses económicos al desarrollo y el bien de la población.
Así, cabe suponer que la vocación de Rausel nunca fue la enseñanza ni el servicio a la docencia, más bien, pareciera que lo suyo es el gusto por el dinero, porque tampoco es que esté muy al servicio de su pueblo, de lo contrario, al bajar el presupuesto, bajaría por lo menos su sueldo, claro, si hubiera vocación por el servicio público, a ver si ahora que se vislumbra la coalición rumbo a las próximas elecciones, no sale con el discurso de la austeridad, porque esa sí, nadie se la cree.
Para dimensionar la desproporción y la incongruencia, el “mayestro” gana más que alcaldes de municipios más poblados como Cuautitlán (178 mil 847 habitantes) o Chimalhuacán (705 mil 193 habitantes), mientras que Joquicingo, con 15 mil 428 habitantes, tiene en Rausel uno de los alcaldes mejor remunerados de todo el Estado de México.
Con esto en mente, juzgue usted, si no es una falta de criterio que baje el presupuesto, pero suban los sueldos. Claro, como es dinero público, a esta clase política no le importa las necesidades de la población, mientras que ellos siguen teniendo estos privilegios.
Osvaldo García