De penita ajena
Después del “disminuir la prevención”, llega “aumentar la disminución” en Joquicingo
Después de exhibir los horrores ortográficos, sintácticos y las incoherencias del departamento de comunicación social de Joquicingo, quienes tuvieron la puntada de poner que la nueva unidad contra las adicciones iba a “disminuir la prevención” de las mismas, se pusieron manos a la obra, encabezados por su titular, el ciudadano Humberto Suriel Hernández, quien aparece en las páginas de transparencia del ayuntamiento como responsable del área y quien al perecer quiso demostrar que no es necesaria una carrera, es más, no es necesario saber escribir para ocupar ese puesto, y se dispusieron a enmendar el error.
El resultado de combinar la educación trunca con ser de la administración de Rausel Cervantes fue que, para enmendar esta pifia, pusieron: “Teniendo como finalidad aumentar la disminución de las adicciones en nuestro municipio”.
Como dice la canción “pero qué necesidad”, pudiendo poner que la finalidad es la disminución de las adicciones, parece que se quieren hacer los muy exquisitos, pero la verdad, les sale peor y solo exhiben su bajo nivel educativo. Y en una administración presidida por un “profesor”, pues el chiste se cuenta solo.
Contribuyendo un poco a la cultura de estos funcionarios, cabe mencionar que a este tipo errores se les conoce como pleonasmos, vicio del lenguaje definido por la Real Academia de la Lengua Española como “exceso o redundancia de palabras”. Mientras que la maestra Dora Luz Muñoz Rincón, explica que “El pleonasmo es un tipo de redundancia donde se usan, reiteradamente, términos o sinónimos de este, frases y conceptos, los cuales hacen que la idea, dentro de la oración, se vuelva excesiva y superflua.”
Dando en el clavo, se encuentra la manera en que pretenden informar a la ciudadanía, la cual se vuelve superflua, sin ningún tipo de interés, pues “aumentar la disminución” no dice nada, está de más, ya que se aumenta o se disminuye. Un claro ejemplo de que escribir bien no sólo sirve para comunicarse correctamente, también es una muestra de la educación y de la capacidad para pensar con claridad, ya que quien no razona con coherencia, difícilmente podrá plasmar sus ideas a la hora de escribir.
Además, parece que es más importante poner “Presidente Municipal Constitucional” para destacar a Rausel, que realmente escribir bien la información. Y en vez de estar hablando de la unidad contra las adicciones, la gente misma se está preguntando si vale la pena pagar la nómina de quien no realiza bien su trabajo.
Cabe destacar que, a decir de algunos trabajadores dentro del ayuntamiento, no es culpa de Humberto Suriel, pues, aunque es él quien figura encabezando el área, la persona que lleva las riendas de comunicación es Bladimir López Franco, hermano del contralor, ¿será? Habrá que preguntarle a Suriel Hernández si está dispuesto a ser señalado por la falta de conocimientos de otro.
Es preocupante que gente así esté en la administración, que los encargados de comunicación no sepan escribir, a ver si luego no salen con que el de obras no sabe construir y los de tesorería no saben contar.
Osvaldo García