Después de que el pasado 12 de abril una pipa derramara diésel pasando el puente antiguo de Atenco, a un lado de la carretera kilómetro 44 en el municipio de Atizapán Santa Cruz, al parecer el gobierno municipal no llevó a cabo ninguna acción para cuidar la salud de los ciudadanos de esta demarcación que viven por la zona, mucho menos se supo de alguna implementación de seguridad en materia de medio ambiente.
Ya que, de acuerdo con los lugareños, la compañía de la pipa que se volcó fue la que se encargó de reparar la calle en la que derramó el diésel, aceptando su responsabilidad pero sin que ninguna autoridad trabajara coordinadamente en lo que a fin de cuentas fue un accidente.
“Los trabajos de reparación los pago la compañía, porque el presidente no tiene presupuesto para eso, sólo para beneficiar a sus achichincles”, manifestaron.
Imagínese usted si la compañía no hubiera respondido, tal vez el edil Isaac Reyes Salazar no le dio importancia a este hecho, pero al ser una calle de tierra los efectos nocivos son muchos, pues los hidrocarburos presentes en el suelo, además de impedir o dificultar el intercambio gaseoso con la atmósfera, pueden provocar una serie de procesos físico-químicos que podrían ocasionar toxicidad y llevar a la muerte a muchos microorganismos del suelo, principales intermediarios del ciclaje de los materiales.
Además, puede generar efectos negativos en la salud humana por su acción genotóxica, algunos problemas que pueden presentarse son: irritación cutánea y ocular, problemas respiratorios, estrés, entre otros.
Al parecer al actual gobierno municipal le resulto más cómodo hacerse a un lado y mostrarse aparentemente indiferente ante la situación.
Lety Serrano