Muchas son las veces que el alcalde Rausel Cervantes ha dicho que le fue entregada una administración con muchos problemas financieros, limitantes que, según él, impiden que se generen mejoras en el municipio. Se podría pensar que así es, puesto que no hay suficientes carros de basura, por ejemplo; las obras son a cuentagotas y la deuda del municipio ha crecido de un trienio a otro, como se ha documentado en este Semanario.
Sin embargo, tal perece que dinero sí hay, pero que se está yendo por otros lados que no son la inversión pública ni la mejora de servicios. Estas fugas, como igualmente ya se ha tratado en ediciones anteriores, tienen en parte que ver con la proliferación de auxiliares, quienes cobran grandes cantidades haciendo quién sabe qué cosa, lo más probable que vigilando el espacio aéreo del municipio, cual aviadores expertos.
Y es que no se explica por qué un supuesto “auxiliar contable” haya ganado el año pasado 533 mil pesos, 40% más que el director de obras. Esto según el tabulador de sueldos publicado por el Ayuntamiento.
Para este año, se puede apreciar en el mismo documento correspondiente a 2023, que hay recursos “para aventar para arriba”, pues basta ver el apartado de “Gratificaciones”, para darse cuenta de que el gobierno de Joquicingo no tiene problemas económicos y por el contario se premia abundantemente a ciertos empleados.
Por ejemplo, el coordinador de Recursos Humanos recibirá 48 mil pesos como gratificación, a la que luego hay que sumar el sueldo base y otras prestaciones como aguinaldo y prima vacacional. Hay también dos auxiliares de Catastro que recibirán este año 38 mil 575 pesos cada uno sólo como gratificación.
Igualmente, tres directores se repartirán la jugosa gratificación 325 mil 416 pesos, lo que quiere decir que, dividido entre los 3 se estarían llevando cada uno, 108 mil 472 pesos.
A usted, amable lector, le tocará juzgar se esto es merecido o no, si se tienen cosas más importantes que hacer con el dinero público o se está bien que derroche en gratificaciones y demás privilegios.
Osvaldo García
