La edición pasada de este Semanario, se expuso la problemática de que vecinos de la colonia Arboledas no estaban de acuerdo en pagar licencias de funcionamiento de algunos comercios, puesto que no reciben regularmente del Ayuntamiento los servicios básicos de recolección de basura ni de seguridad pública. A esta nota informativa se le tituló “quieren cobrar, pero no dan resultados”.
Esta semana, prácticamente se podría repetir ese título, pero en un ámbito diferente y en una situación también lamentable. Se trata de lo ocurrido el pasado fin de semana en el tianguis de Calimaya, donde la intensa lluvia generó que las calles se volvieran ríos, afectando a los comerciantes que ahí se encontraban trabajando, al punto de hacer peligrar su integridad y de perder su mercancía.
La molestia de los comerciantes no es solo por estos fenómenos, que de alguna forma son comunes en Calimaya debido a una aparentemente deficiente infraestructura de drenaje, sino también porque al parecer no hubo apoyo por parte del municipio, aun cuando ellos pagan una cuota por vender ahí. Sin embargo, nadie los protege de este tipo de situaciones, ni a ellos ni a su inversión, puesto que aseguraron algunos que Protección Civil no se fue ni a asomar, y claro, mucho menos iban a ir los de Desarrollo Económico, quienes ya habían ido a lo que les importa. Cobrar la cuota.
Dice el Bando Municipal que la Dirección de Desarrollo Económico tiene la facultad de: “Retirar de la vía pública, áreas de uso común y bienes del dominio público cualquier puesto, armazón o implemento utilizado por los comerciantes, cuando tales objetos, por su ubicación, presentación, falta de higiene o su naturaleza, obstruyan la vialidad, deterioren el ornato público o representen peligro para la salud, seguridad e integridad física de la población, así como en los casos en que se labore sin el permiso respectivo, implementando las medidas preventivas necesarias para lograr dicho objetivo”.
O sea, esta dirección puede quitar puestos hasta por “afear” la calle, o lo que sea que signifique “deteriorar el ornato público”, o también porque los puestos puedan ser peligrosos para la población, pero no garantiza nada respecto a la seguridad de los propios comerciantes.
De forma presuntamente clasista, el Ayuntamiento puede cobrarles, reubicar, retirar, y hasta retener sus mercancías a los comerciantes, pero para ellos no hay ninguna garantía del gobierno. Y se dice clasista porque se precariza desde las mismas instituciones la labor de los comerciantes ambulantes, como si importaran menos que las cadenas y las franquicias. Por eso, a Oscar Hernández se le puede ver en la inauguración de una reconocida tienda supermercado en Calimaya, ¿pero a poco usted, lector, lo ha visto en el tianguis?
Por su parte, el alcalde no se cansa en los cabildos de remarcar la importancia de actualizar el Atlas de Riesgos de Calimaya, que desde 2019 no se realiza, y hasta la fecha se sigue esperando la publicación del nuevo. Además de que han sido 4 las administraciones en las que ha estado Óscar Hernández en las cuales no se ha podido dar solución al problema de inundaciones y que temporada tras temporada sucede lo mismo en el municipio. Aunque, de qué serviría de todos modos, si para la población no hay garantías de su seguridad aun pagando sus contribuciones, o como en este caso, su permiso para vender.
Osvaldo García