66 días prófugo

Sospechosa demanda de amparo del exalcalde de Tianguistenco

Se ha descubierto una aparente treta del “mirrey tianguistencano” Diego Eric “N” “N”, quien, después de continuar “desaparecido” y haber solicitado licencia de su cargo como funcionario público del municipio de Tianguistenco, continúa dando de qué hablar con el tema de una presunta violación a una de sus colaboradoras dentro de las instalaciones de la mismísima presidencia municipal.

Y es que, como usted recordará, mediante conferencia de prensa, Ingrid DP argumentó que los hechos sucedieron el día 28 de agosto de 2023 como dicta la denuncia CGT/BGT/00/MP1/822/03731/23/08 ante la Fiscalía General de Justicia del Estado de México por el presunto delito de violación sexual.

Pues bien, resulta que, el “vivillo” de Diego “N”, probablemente tuvo la fortuna de contar con la colaboración de un chismoso que le dio “el pitazo” de que estaba siendo denunciado por el delito en cuestión; por lo que ni tardo ni perezoso, un día después de que sucedieran los aparentes hechos, corrió a promover un juicio de amparo para no ser detenido; como dicen las abuelas, “el que nada debe, nada teme” y, al parecer, en esta situación lo que sobró fue temor de ser detenido.

Imagínese usted, querido lector, que el Juicio de Amparo con número 1362/2023, dice que este querubín de la política municipal promovió dicho documento para protegerse de tres situaciones: a) La orden de aprehensión, b) La orden de reaprehensión c) La orden de detención; sin embargo, en ese momento no había delito que perseguir, pues su orden de aprehensión, según los abogados de Ingrid DP, fue girada el 02 de octubre.

No resulta lógico que este “Niño Maravilla” haya corrido a solicitar un amparo antes de tiempo, razón por la cual, la sentencia dicta: “los actos que reclama el quejoso atribuidos a las autoridades responsables, no existían al momento de la presentación de la demanda de amparo”, entonces ¿para qué lo quería?

Esa ferviente insistencia de Diego Eric “N” por adelantarse ante una situación de la que aún no era notificado, solo levanta la sospecha de un proceso aparentemente turbio en el que “protegerse” ante cualquier acusación pareciera una prioridad.

Nadie en su sano juicio se ampararía de algo que no ha cometido, ¿Cómo podría tener alguien la consciencia para no dejar pasar ni un día buscando un amparo? Pero recuerde, amigo lector, que usted tiene siempre la última palabra.

Ariz Vega

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