¡Qué buena puntada!

Pleitesías y gratitud, exigencias del alcalde de Tenango del Valle

Fue durante la última sesión de cabildo abierto realizado en Atlatlahuca que nuevamente salieron a relucir las inconformidades de la ciudadanía respecto a las acciones que el gobierno municipal de Tenango del Valle, a cargo de Roberto Bautista Arellano, ha realizado y en este caso, ha dejado inconclusas.

Al parecer, existen varias obras que se quedaron sin terminar y fue durante la participación de la segunda regidora, que se le pidió al Director de Obras Públicas, Jaime García Araujo, brindarle a la ciudadanía información sobre las obras ejecutadas en 2023, las que están en proceso y las que faltan por realizar; aclarando que en múltiples ocasiones, tanto ella como el resto de los regidores y la síndico le han solicitado al arquitecto, incluso mediante oficios, dicha información sin obtener respuesta alguna.

Así mismo expresó que por este motivo, además de las aparentes inconsistencias en varias ejecuciones y aplicación de recursos, se ha solicitado la separación del cargo de dicho director.

Como era de esperarse, quien salió al quite fue el alcalde con respuestas a la defensiva, una constante en las últimas sesiones realizadas, el problema es que, con presuntas ínfulas de superioridad, Bautista Arellano recalcó no haber recibido “las gracias” por el trabajo del arquitecto. “Yo no he escuchado el agradecimiento por todo ese compromiso que se tiene, la cuestión de la falta de datos en la ejecución es de acuerdo con la naturaleza de los programas… Estamos avanzando más con recurso extraordinario, tampoco he escuchado un agradecimiento por esa gestión. Porque es gestión ¡Eh!, es salir y tocar puertas, después es cumplir con toda la información que piden que son kilos de carpetas de información y eso lo está haciendo el arquitecto Jaime” dijo.

¿Agradecimiento? ¿Qué mejor agradecimiento que recibir una buena remuneración por su trabajo? Porque los sueldos tanto del presidente como los más de 50 mil pesos brutos mensuales que gana García Araujo, provienen del pueblo, por lo tanto no tendrían porqué darles las gracias de algo que es su responsabilidad, para eso se alquilaron. Las gracias serían por un buen trato, por ser educados, pero al parecer hasta de eso se carece en la administración.

Tal vez el arquitecto no sabía lo que implicaba su cargo o quizá Roberto Bautista implementa antiguas prácticas, de esas en las que se les rendían pleitesías y reverencias a sus reyes; obviamente dejando de lado lo inculcado por el máximo exponente de su partido y que pretende dejar atrás la carencia de humildad, una prioridad para los morenistas.

El edil le dijo a la comunidad de Atlatlahuca que “las cosas no caen del cielo” y que es muchísimo trabajo, pero como lo dijo el 3er regidor, lo que no está bien es que se ejecuten obras de mala calidad y que, si ellos, como cabildo son tratados así, ¿Qué se espera el pueblo? Si incluso al pedir que fuera García Araujo el que contestara fue aparentemente intimidado por un esbirro de Bautista.

Se sugirió tanto por el cabildo como por el pueblo que, si el director de obras no puede con tan inmensa carga de trabajo, la solución sería buscar una persona más capaz para lidiar con tan tremenda responsabilidad.

Se habla también de minutas y actas firmadas por el arquitecto comprometiéndose a iniciar las obras en fechas específicas, las cuales no cumplió y a esto sumarle que, en voz de los afectados, el gobierno de Roberto Bautista ha hecho a un lado a los COPACIs y demás autoridades auxiliares, quienes no reciben información y no pueden estar pendientes de los intereses de la ciudadanía y en cuanto al director de obras “es una persona que solo se la pasa riendo, no nos da información concreta y nos va dando atole con el dedo”, dijeron.

También quedó evidenciada la forma de conducirse del presidente municipal, pues su “nueva realidad” es la de cerrarle las puertas al ciudadano, a sus vecinos que confiaron en él con la esperanza de en un mejor gobierno y que cerró su segundo año de gestión con más reclamos que aplausos, mucho menos agradecimiento de ese que tanto le gusta y no es para menos, entregar obras del 2022 en 2024, otras con excesivos costos, otras más hechas presumiblemente con las patas, pero eso sí, exigiendo un reconocimiento que no se ha ganado ni él ni sus protegidos achichincles.

Ariz Vega

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