Parece que no tienen fin los festejos para la alcaldesa Erika Sevilla Alvarado, a quien se le puede ver en todas las celebraciones, pero no en el trabajo. Y como por el ejemplo se empieza, tampoco a muchos de sus subordinados se les ve que desquiten el sueldo.
Lo malo es que, cuando se trata de un asunto delicado como la seguridad, las omisiones y la falta de preparación cuestan mucho a la ciudadanía. Esto por lo ocurrido en la comunidad de San Mateo Capulhuac, entre las 6 y 7 de la tarde, mientras una vecina del municipio se dirigía a realizar unos encargos domésticos. La joven fue perseguida por sujetos que iban a bordo de una camioneta, mismos que descendieron del vehículo para seguir a la joven.
Los sujetos siguieron a pie a la joven, acosándola y diciéndole palabras obscenas, mientras ella se dirigía a su destino, ella decide ignorarlos, pero el acoso se vuelve cada vez más intenso, obligándola a correr hasta resguardarse en una tienda, lo que inhibió a estas personas a seguir con su acoso.
Una vez en su casa, se solicitó la ayuda de la policía municipal, y según el testimonio de la propia familia, la encargada de atender la llamada de auxilio ignoró y menospreció la urgencia o la importancia del hecho, argumentando que no había delito que perseguir, pues la chica ya estaba en su casa y los sujetos no consiguieron agredirla físicamente.
Ante la molestia de la familia por minimizar lo que pudo haber sido un secuestro y una experiencia traumática para la joven, pero no se prosiguió con la denuncia ni con la búsqueda de los implicados, quedando impunes de la agresión y acoso.
Por otra parte, es fácil ver que Erika Sevilla asiste a un evento, pues ahí se despliega todo un operativo para mantener su seguridad, ocupando tanto patrullas como elementos policiacos en las inmediaciones donde la alcaldesa se encuentra. Mientras que, en comunidades, el patrullaje es deficiente y, como en el caso descrito, desde la misma comisaría se desalienta la denuncia y se promueve la impunidad.
Osvaldo García