No es un secreto la ingobernabilidad que impera en el municipio de Tianguistenco desde que el hoy prófugo alcalde, Diego “N” se sentó en la silla presidencial dejando a su paso el cochinero que a quienes más ha afectado es a los ciudadanos. Sin embargo, han comenzado los tiempos electorales y más de uno se anda apuntando para tomar las riendas del municipio.
Por tercera ocasión, Ismael Garduño estaría buscando el poder a través del Partido Verde Ecologista de México, aunque muchos dicen que nadie quiere a este “pirrurris” de la política tianguistencana por lo que los rumores apuntan a que podría no darse la alianza con el Partido del Trabajo y Morena.
Además de que, en caso de ir en coalición, el líder petista Gustavo Ortega quedaría chiflando en la loma al no dejarlo poner al frente a su gallo y es que es bien sabido que su brother del alma es Victorino Sánchez Samaniego; sí, ese que la jugó el trienio anterior, ese que fue acusado de presunto desvío de recursos y enriquecimiento ilícito por aparentemente recibir jugosos pagos provenientes del municipio de Capulhuac además de ser conocido por “dramático y mentiroso” pues a ojos de la población, el espectáculo que armó en la anterior contienda sobre un presumible atentado no fue más que una fallida estrategia para ganar popularidad.
En este sentido, habrá que ver si también el partido Morena deja pasar al “pirrurris” Ismael Garduño o mejor lanzan a su propio gallo porque de los ya mencionados, no se hace uno.
La cosa se pone interesante cuando se piensa en el cinismo con el que se ha conducido Diego “N”, quien reapareció (aún no se sabe de qué manera), para pedir una segunda licencia para ausentarse otros 99 días de sus funciones sin darle la oportunidad a su suplente Rufino Álvaro Gómez para ocupar el cargo; no vaya a ser que reaparezca Diego “N” para pedir una reelección, eso sí sería un verdadero descaro.
Ya como una desvergüenza más sería que Mariano “Babasolo” quiera quedarse con el puesto que hoy ocupa como presidente Municipal por Ministerio de Ley, hueso que, al parecer, no ha querido soltar a pesar de ser reprobado por los tianguistencanos como alcalde.
Probablemente quien les venga a corregir ola plana sea el redentor Damián Olivares, priísta de hueso colorado reconocido en el municipio, de buena cuna política y al parecer con más sentido común de lo que es trabajar por la gente.
Ariz Vega