En un preocupante panorama para el desarrollo social del municipio, el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia local enfrenta serias criticas debido a su falta de inversión en servicios profesionales y científicos, así como en comunicación social y publicidad. Estas omisiones están generando un impacto negativo directo en la calidad de atención que se brinda a los sectores más vulnerables de la población.
Las áreas clave como la psicología, la medicina, la pedagogía o la nutrición, todos son esenciales para atender adecuadamente a niños, niñas, adultos mayores y personas en situaciones de vulnerabilidad. Estas requieren de personal altamente capacitado para poder identificar y atender problemáticas de salud física, emocional y psicológica, sin embargo, la carencia de profesionales especializados ha resultado en un servicio deficiente.
Se ha detectado que el presupuesto destinado para la inversión en investigaciones científicas o en proyectos que ayuden a mejorar los programas sociales del municipio ha sido de 87 mil 600 pesos de un presupuesto de 3 millones 216 mil 767 pesos. Mientras en otros municipios se realizan estudios para medir el impacto de los programas asistenciales y ajustar las políticas de acuerdo con las necesidades reales de la población, en esta localidad del DIF parece haberse quedado estancado en viejas prácticas que no necesariamente beneficien a la comunidad.
Por si fuera poco, la institución también ha dejado de lado una herramienta crucial para su funcionamiento y para el acceso a los derechos de la ciudadanía: la comunicación social y la publicidad. El DIF ha decidido drásticamente que no invertirá absolutamente nada en esta área, lo que hará que se limite la difusión de sus programas y actividades.
Los ciudadanos, algunos de ellos, no están enterados de los apoyos disponibles ni de los requisitos para acceder a ellos, ya que no se invierte en campañas de difusión que lleguen a toda la población. Esto es particularmente grave en comunidades alejadas o con bajos niveles de acceso a internet, donde las personas dependen de medios tradicionales para informarse.
La falta de inversión en estas áreas críticas podría tener consecuencias devastadoras a largo plazo, afectando no solo a la calidad de los servicios, sino también la confianza de la ciudadanía en las instituciones públicas. Si bien el DIF municipal ha jugado históricamente un rol fundamental en la protección y el desarrollado de las familias más necesitadas, su actual desinterés por mejorar y adaptarse a las nuevas demandas sociales podría marcar el principio de su decadencia.
Los habitantes de Texcalyacac ahora se preguntan: ¿Cómo puede un organismo cuyo objetivo es el bienestar familiar cumplir con su misión sin los recursos adecuados? Y, sobre todo, ¿Qué acciones tomaran las autoridades locales para corregir este desvío de prioridades antes de que los daños sean irreparables?
En definitiva, la falta de inversión del DIF en servicios profesionales y científicos, así como en la comunicación social y publicidad, no solo debilita la institución, sino que amenaza con perpetuar la vulnerabilidad de quienes más dependen de sus servicios.
Uriel Rosales