El Ayuntamiento de Texcalyacac que preside Xóchitl Ramírez aprobó un presupuesto de egresos de 103 millones 891 mil 880 pesos. Sin embargo, lo que ha llamado la atención es que apenas una mínima parte, 3 millones 480 mil 768 pesos, se destinó al área de desarrollo social, lo que representa solo el 3.34% del total del presupuesto.
El desglose del presupuesto de egresos muestra una distribución que para muchos pueden considerar desproporcionada. De los más de 103 millones aprobados, una parte significativa, alrededor de 40 millones de pesos será destinada a servicios personales, es decir, a cubrir los sueldos y prestaciones de los funcionarios municipales. Este rubro representa más del 38% del presupuesto total. Lo que posiblemente generará controversia en la opinión pública. Mientras tanto áreas clave como el desarrollo social recibieran apenas una fracción de lo que se gasta en remuneraciones del personal.
Es increíble que, en un municipio con carencias y necesidades sociales, se destine casi el 40% del presupuesto a los sueldos de los empleados públicos, mientras que el desarrollo social recibe una cantidad ridículamente baja. La falta de inversión en desarrollo social repercute directamente en la calidad de vida de la población, ya que esta área conduce al mejoramiento de las condiciones de vida de toda la población en diferentes ámbitos: salud, educación, nutrición, vivienda, vulnerabilidad, seguridad social, empleo, etc.
El hecho de que casi el 40% del presupuesto se destine a servicios personales indicia una falta de eficiencia en la gestión de los recursos públicos. Este tipo de asignación no es sostenible a largo plazo y pone en riesgo la capacidad del municipio para abordar problemas críticos como la pobreza y la falta de infraestructura.
Además, la falta de inversión en desarrollo social podría tener consecuencias a mediano y largo plazo, cuando no se invierte lo suficiente en programas sociales, se genera un circulo vicioso donde las desigualdades se agravan, y los problemas sociales como la delincuencia, la falta de acceso a la salud y la educación continúan creciendo.
El presupuesto aprobado por el Ayuntamiento genera un debate profundo sobre las prioridades del gobierno municipal. Mientras una parte considerable se destina a sueldos y prestaciones de funcionarios, los programas de desarrollo social, fundamentales para el bienestar de la comunidad, parecen quedar relegados.
Es imposible ignorar que este presupuesto ha sido aprobado en un contexto de elecciones, lo que ha llevado a muchos a cuestionar las prioridades del gobierno municipal. El hecho de que el gasto en servicios personales sea tan elevado en comparación con el desarrollo social genera suspicacias sobre el uso de estos recursos. En años electorales, es común que los gobiernos busquen generar simpatías entre los votantes, y un manejo cuestionable del presupuesto podría interpretarse como un intento de asegurar el respaldo de ciertos sectores.
Uriel Rosales