En un claro ejemplo de la desconexión entre el discurso político y la realidad, el tercer regidor, Rogelio Peña Pichardo, del municipio de Tianguistenco ha sido objeto de críticas tras sus publicaciones en redes sociales, donde presume su supuesto apoyo a la comunidad y a las corporaciones de emergencia. Sin embargo, la situación en el municipio cuenta una historia completamente diferente: mencionan a través de las redes sociales que las unidades de emergencia están en condiciones deplorables, y de las tres ambulancias con las que cuentan, apenas una está en funcionamiento.
El panorama es alarmante, lo más indignante es que el presupuesto destinado para Protección Civil es de 6 millones 575 mil 4 pesos, recursos que deberían ser suficientes para garantizar equipos operativos y mantenimiento básico de las unidades. Sin embargo, parece que este dinero está siendo mal administrado o, peor aún, desviado para otros fines.
Por otro lado, Seguridad Pública, que cuenta con un presupuesto de 24 millones 765 mil 765 pesos, tampoco muestra resultados que justifiquen semejante cantidad de recursos. La percepción de inseguridad en el municipio sigue en aumento.
La incongruencia es evidente. Mientras el tercer regidor utiliza sus redes sociales para mostrar una supuesta gestión ejemplar y su apoyo a la ciudadanía, en la práctica las necesidades más básicas no están siendo atendidas. Los ciudadanos se preguntan: ¿Dónde están los recursos? ¿Por qué las prioridades de la administración municipal parecen estar más enfocadas en la propaganda que en resolver los problemas reales?
La falta de unidades de emergencia en funcionamiento y la opacidad en el uso del presupuesto no son problemas menores. Estamos hablando de vidas en riesgo y de una ciudadanía cada vez más vulnerable ante emergencias y la inseguridad. La administración municipal tiene la responsabilidad de responder, pero sobre todo de actuar.
Es momento de que el tercer regidor y los demás integrantes del cabildo dejen de lado las apariencias en redes sociales y se enfoquen en resolver las necesidades reales del municipio. Los ciudadanos están cansados de promesas vacías y exigen resultados tangibles. Porque en un municipio donde la propaganda importa más que el bienestar, es la gente quien termina pagando las consecuencias.
Uriel Rosales