Circula en redes sociales, acusaciones por parte de un medio de comunicación local hacia la policía municipal de Mexicaltzingo, respaldado con material videográfico en el que se observa a elementos de seguridad pública con cuestionable actitud, aparentemente arrebatando y manoteando a periodistas que se encontraban cubriendo la nota de un accidente vial; labor que, al parecer, la policía municipal pretendía censurar.
Ante la situación, la presidenta municipal de Mexicaltzingo, Saray Benítez, “tomó cartas en el asunto” con un simple comunicado en el que si bien dijo que no tolerará este tipo de acciones, que los policías están para cuidar al ciudadano y no para obstaculizar a la prensa y que reforzará los valores de respeto y profesionalismo de estos servidores públicos para que se pueda ejercer el periodismo con libertad destacando su reconocimiento y respaldo; se sabe que las palabras se las lleva el viento; pues, hasta el momento no se tiene información de que, por lo menos se haya realizado la suspensión correspondiente de los elementos involucrados, ya que la alcaldesa solo “solicitó una investigación del tema”.
¿Cuántas agresiones al gremio periodístico se quedan en los escritorios? ¿Cuántas más obtienen justicia? ¿Cuántas pasan sin pena ni gloria y por supuesto sin que se les dé seguimiento?
Y mientras la alcaldesa presuntamente intenta apagar el fuego de lo sucedido con una promesa de aplicar las sanciones administrativas correspondientes, lo cierto es que no hay seguridad alguna de que eso vaya a suceder.
Posiblemente al paso de los días se terminará por acabar el revuelo y “aquí no pasó nada”, como suele suceder con muchas de las denuncias ciudadanas que imperan en Mexicaltzingo desde el trienio pasado en el que Saray Benítez comenzó a gobernar; porque si bien este hecho al ser mediático, con pruebas contundentes grabadas y expuestas en video, sirvió para que la presidenta se tomara el tiempo de dar un comunicado; existen muchas más presumibles irregularidades en el actuar de la administración pública municipal que carecen de la atención que merecen.
Ariz Vega