Al más estilo gansteril un colaborador de este medio de comunicación ha estado recibiendo amenazas por mensajes y llamadas de WhatsApp de diferentes números telefónicos.
En estos mensajes intimidatorios le dicen al colaborador que no se aparezca en Almoloya de Juárez ni en su camioneta ni en sus carritos porque le van a “partir su madre”.
Cabe señalar que estos hechos ya fueron denunciados ante la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión (FEADLE), como es debido.
Al respecto, esta casa editorial responsabiliza a la actual administración de Almoloya de Juárez ya que los mensajes han sido enviados a nombre de esta, ante cualquier situación que sufra algún miembro perteneciente a este medio de comunicación o gente cercana a las mismas.
Por motivos de la denuncia presentada ante la FEADLE y la policía Cibernética se omite presentar las imágenes, pues forman parte de las evidencias y el proceso en cuestión.
En importante mencionar que dicha administración ha sido expuesta en diversas publicaciones hechas por este medio de comunicación por sus presuntos malos y cuestionables manejos administrativos además de dar voz a múltiples denuncias ciudadanas sobre las necesidades de la población almoloyense que aún no han sido mitigadas, aunado a la decepción de la sociedad que, en su momento, le dio al hoy alcalde, Adolfo Solís, su voto de confianza para regresar a ocupar la silla presidencial del municipio.
Pareciera que Almoloya de Juárez ya tiene dueño y quien no se apegue a las reglas pagará las consecuencias o por lo menos, eso han dejado ver, pues las amenazas no han sido en una sola ocasión.
No cabe duda de que en nuestro país la libertad de expresión ha sido coartada innumerables veces por la inconformidad de hacer público lo que sucede al interior de las administraciones públicas.
La libertad de expresión es uno de los pilares fundamentales de una sociedad democrática, y su defensa es crucial para garantizar el bienestar y la participación activa de los ciudadanos en los asuntos públicos. La seguridad de quienes ejercen el periodismo se convierte en un tema urgente y preocupante.
Pero esta situación de violencia no solamente afecta a los periodistas, sino que también a los ciudadanos que quieren una información plural y objetiva y no solo la que alaba y aplaude al más mínimo escobazo de una calle o corte de listón.
Para garantizar un futuro donde la libertad de expresión sea realmente efectiva, es fundamental que tanto el gobierno como la sociedad civil trabajen juntos. Esto incluye implementar políticas de protección para los periodistas, fomentar la diversidad mediática y orientar sobre la importancia de este derecho.
Dar espacio a las denuncias de la gente ha servido para que las “buenas intenciones” y las “buenas acciones” no se queden en discursos vacíos faltos de verdadero compromiso, para que no se queden en cajones de escritorio o en archiveros viejos, que no se queden en fotos publicadas en redes sociales para estar bajo el reflector de los halagos.
A pesar de la situación, esta casa editorial seguirá informando a la ciudadanía sobre el quehacer político de los distintos niveles de gobierno.
Lety Serrano