migajas para el pueblo

Analizando el documento oficial del Estado Analítico del Ejercicio del Presupuesto de Egresos (enero a marzo de 2025), que expone un desbalance presupuestal escandaloso y evidencia la pésima administración de recursos por parte del gobierno encabezado por el presidente municipal Roberto Bautista.
Gasto corriente: el sueldo primero De los $4,851,691.77 aprobados para el DIF en el primer trimestre del año, el 96.9% del presupuesto total fue canalizado exclusivamente al gasto corriente, lo que equivale a $4,702,937.15. Este rubro está destinado principalmente a cubrir sueldos del personal, servicios generales, materiales y papelería.
Es decir, casi todo el recurso fue destinado a mantener la operación del aparato administrativo interno, dejando claro que el interés del gobierno local no está en atender al pueblo, sino en mantener el confort burocrático de quienes laboran en esta dependencia.
Gasto de capital: la gran ausencia. En contraste, el gasto de capital, el cual debería utilizarse para adquirir bienes inmuebles, construir infraestructura social, comprar equipamiento médico, vehículos de asistencia o impulsar inversiones públicas en beneficio directo de la comunidad, fue de apenas $135,777.44, lo que representa apenas el 2.7% del total aprobado.
De esta cantidad, únicamente $58,454.85 se ejercieron realmente, lo que confirma que ni siquiera lo poco que se asignó fue bien aprovechado. Este contraste revela un patrón de desinterés estructural por parte del municipio hacia la inversión social de largo plazo.
La administración de Roberto Bautista demuestra una clara incapacidad para priorizar las necesidades reales de la ciudadanía. En un municipio con alta demanda de servicios sociales, los recursos debieron haberse enfocado en programas de apoyo alimentario, consultas médicas móviles, infraestructura para personas con discapacidad, y equipamiento comunitario. Pero en lugar de eso, el presupuesto terminó diluyéndose en salarios y papelería, alejándose de cualquier noción de bienestar público.
Además, el informe señala un subejercicio de $228,440.78, es decir, dinero disponible que no se usó. En un municipio donde hay carencias visibles y necesidades urgentes, esta omisión solo puede interpretarse como negligencia institucional.
El DIF Municipal ha dejado de ser un ente de desarrollo humano para convertirse en una estructura clientelar y burocrática, cuya función parece ser simplemente justificar la nómina de confianza del ayuntamiento. Este comportamiento no solo es irresponsable, sino profundamente inmoral, considerando que la población más vulnerable queda desprotegida ante la falta de programas efectivos.
Luis Garduño