Así como ocurre en el Ayuntamiento de Otzolotepec, la alcaldesa Erika Sevilla le ha dado al Organismo Público Descentralizado del Sistema Municipal Para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), presidido por su hermana Edith Sevilla Alvarado, la sublime acción de aumentarle el presupuesto para este 2023.
Cabe destacar que, durante el 2022, en el DIF municipal se ejercieron poco más de 16 millones de pesos; de los cuales, casi 9 millones y medio de pesos fueron destinados para salarios, incluido el de su hermana quién, al ocupar un cargo honorífico, aparentemente no debería recibir, pero al parecer de honor hay poco y lo que importa es cobrar.
Pues bien, para este 2023, al DIF se le han presupuestado 25 millones 328 mil pesos, de los cuales 14 millones serían para sueldos, aun cuando en el tabulador de sueldos 2022, aparecen solo 50 personas laborando en el área.
Habrá que recordar que, en su trienio anterior, el gobierno de Erika Sevilla le otorgó a su parienta María del Pilar Alvarado gratificaciones que rondaban el medio millón de pesos de manera consecutiva durante los 3 años como miembro honorario del DIF, además de su sueldo mensual, su prima vacacional y el jugoso aguinaldo.
Mal pensado sería que salieran a relucir decisiones como la de darle a la presidenta del DIF ostentosas cantidades como las que le otorgó a su prima, porque siendo de otra manera, ¿Cómo se van a justificar los más de 4 millones que le van a destinar de más al DIF municipal para los servicios personales?
Cabe aclarar que si en 2019, al inicio de la administración de Sevilla Alvarado, se presupuestaron 12 millones 898 mil pesos para el DIF y aun así daba tremendas gratificaciones, no sería raro que ocurriera lo mismo ahora que el presupuesto para el DIF ha aumentado a casi el doble. Pirque sí, amigo lector, en 4 años el presupuesto aumentó, no un 10 o un 20 o incluso un 50%, sino un 100%.
Pareciera que lo que caracteriza al Gobierno de Erika Sevilla no es precisamente eso que se presume en redes sociales o en informes de gobierno sumamente producidos y hasta extravagantes, sino las cantidades que cada año aumentan y que son dirigidas al pago de personal que, en algunas ocasiones, dejan en entredicho que se estén invirtiendo correctamente, pues, para la ciudadanía, los resultados no se vislumbran en su día a día y mucho menos en la solución de sus necesidades.
Ariz Vega