Como se ha visto en incontables ocasiones, a los gobiernos municipales no siempre llegan los más preparados, los más capaces ni los más honestos, sino que sigue siendo un lastre de la política que al servicio público entran los recomendados, los amigos, familiares o quien le invirtió en la campaña de quien quedó de presidente.
Aparentemente, esta práctica podría estarse repitiendo en Joquicingo, donde a más de un año de haber entrado el gobierno que prometía “cambiar el rumbo”, encabezado por el “mayestro” Rausel Cervantes, sigue habiendo muchas de las mismas prácticas que se suponía iban a cambiar en el municipio.
Y es que mucho se comentó al inicio de su administración sobre el nombramiento de José María Castañeda Fuentes como párvulo tesorero municipal, quien, saltándose la Ley Orgánica Municipal del Estado de México, en sus artículos 32 y 92, los cuales señalan que, dentro de los requisitos para ocupar este cargo, se encuentra el estar titulado, y hasta la fecha, “Chemita” Castañeda sigue firmado los documentos oficiales del Ayuntamiento como pasante de la licenciatura en contaduría. ¿De verdad se puede pensar que no hay nadie en Joquicingo más apto y preparado para ocupar este puesto clave? ¿O es que consiguió la chamba por otros méritos, favores o influencias?
Como era de esperarse, al pueblo de Joquicingo le salió cara esta idea de Rausel de meter al párvulo tesorero, pues durante todo el 2022, se contrató un asesor “administrativo, financiero y fiscal” de nombre Juan Manuel García Guadarrama, a quien se le pagaron 40 mil pesos mensuales, como lo señala el contrato que firmó con el Ayuntamiento, denominado “Contrato por la prestación de servicios personales de honorarios por tiempo determinado”, en un periodo del 4 de enero al 31 de diciembre de 2022.
Todo ese año de «trabajo» le dejó a García Guadarrama la cantidad de 480 mil pesos, lo que es casi medio millón de pesos para aparentemente “hacerle el quite” a un tesorero presuntamente sin la experiencia necesaria. Sin embargo, hay que señalar que tampoco este asesor de lujo tiene estudios comprobables en materia financiera y contable, pues firma simplemente como “ciudadano” y tampoco aparece como dado de alta en el Registro Nacional de Profesionistas, pues no cuenta con cédula profesional. Pero como dice el dicho: “en país de ciegos, el tuerto es rey”.
Surge la pregunta de si le habrán renovado el contrato a García Guadarrama o si terminó de capacitar a “Chemita”, pues en todo un año de pagar los sueldos de los dos a costa del erario público, ojalá sí le hayan servido. Nada más que el ayuntamiento está para dar servicios públicos a la gente, no para que los chavos terminen de ser educados. Sólo que sean los de servicio social y prácticas profesionales, pero ello no cobra lo que “Chemita” Castañeda.
Este es el precio de no contratar a alguien capaz y preparado, que luego le tengan que pagar a un asesor externo para que haga lo que debería hacer un verdadero tesorero.
Probablemente le saldría más barato al municipio despedir al párvulo tesorero y quedarse con el carísimo asesor, pero claro, para muchos el chiste es gastarse el presupuesto a como dé lugar.
Osvaldo García