Calimaya

La frivolidad primero

Gobierno de Calimaya expone sus prioridades

Con varias actividades y concursos se dio a conocer la Semana de la Juventud en Calimaya, que se lleva a cabo con el aparente propósito de incentivar en los jóvenes la cultura, la labor social y la participación democrática, además de reconocer a quienes han logrado destacar por sus contribuciones como jóvenes calimayenses.

Parecía una excelente iniciativa, hasta que por supuesto, fue opacada por la manera un tanto arcaica con que el alcalde Óscar Hernández Meza presuntamente lleva los asuntos del municipio y que confirman cierta fama que se ha creado.

Resulta que algunas de estas actividades serán la entrega del premio municipal de la juventud, el cual contará con las categorías de “jóvenes emprendedores”, “labor social”, “trayectoria deportiva”, trayectoria artística y cultural”, “jóvenes de campo” y “trayectoria académica”. Dice también la convocatoria que seis “jurados especialistas” evaluarán quién se lleva el premio de su categoría. Este jurado es el mismo alcalde y su esposa, además del tesorero Alexis Garay y demás personal del ayuntamiento.

Aquí el chiste se cuenta solo, pues no se sabe de qué son especialistas estas personas como para que valoren a los jóvenes que se inscriban. Hernández Meza sabe de emprendedurismo pero siempre que se trate de también manejar recursos públicos, no por nada ha sido cuatro veces parte del gobierno municipal como alcalde y como funcionario. Mientras que Alexis a lo mejor sabe algo de tener buena trayectoria académica, pero no de la laboral, pues casi recién egresado ya lo estaba esperando su puesto de regidor en la pasada administración y luego de tesorero en esta. No cabe duda de que mucho le ha costado a este par.

A cada ganador por categoría se le premiará con 5 mil pesos, sumando en este concurso una bolsa de 30 mil pesos.

Esta misma cantidad de dinero es la que se repartirán las tres ganadoras del concurso “Señorita Fiestas Patrias”, que también organiza el Ayuntamiento, nada más que ahí, en vez de ser repartido en 6 jóvenes, será para los 3 primeros lugares, que se llevarán 15 mil, 10 mil y 5 mil pesos respectivamente.

Por su parte, el concurso de arte urbano tiene una bolsa acumulada de 18 mil pesos, 8 mil para el primer lugar, 6 mil para el segundo y 4 mil para el tercero.

Por lo que se ve, el Ayuntamiento valora más la belleza física que cualquier trayectoria artística, académica, social o cualquier talento gráfico que pueda haber entre los jóvenes calimayeneses.

Por si no fuera lo suficientemente raro que adultos mayores, emitan juicios sobre el cuerpo de jovencitas en un concurso, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), organismo de la ONU, dice en su manual de perspectiva de género que: “los Concursos de Belleza sostienen un esquema que convierte el cuerpo de las mujeres en objeto a ser evaluado con paradigmas arbitrarios y por el daño que produce en las niñas y jóvenes la instalación de este modelo. Los medios reproducen, publicitando estos certámenes y los comentarios de quienes conducen los eventos, el valor social de un cuerpo tallado a imagen y semejanza de las ganadoras y estigmatizan a quienes no lo desean o a quienes deseándolo no lo logran, muchas veces poniendo en riesgo su vida y su salud sobre todo en la pubertad y adolescencia”.

Por ello, en la mayoría de los países de primer mundo, los concursos de belleza son algo del pasado, mientras que el gobierno de Calimaya, aunque su lema sea “tradición y modernidad”, la modernidad está más lejos de lo que se piensa con este tipo de actividades, que además tienen una notoria preferencia sobre otras que sí son dignas de realizarse. Y esto, tristemente, no es más que el reflejo de un gobierno frívolo y del pasado.

Osvaldo García

 

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