Acaba de pasar una de las temporadas más alentadoras para los productores de flor de zonas específicas en el Estado de México, una de ellas es el municipio de Tenango del Valle, donde la población de San Francisco Tetetla y San Francisco Putla, por ejemplo, ponen todas sus esperanzas para poder vender sus productos a precios razonables y “levantarse” un poco de las crisis que constantemente sufre el campo mexicano.
Sin embargo, resulta sumamente indignante que el gobierno que preside Roberto Bautista Arellano continúe hablando del consumo local, de la transparencia y sobre todo de “distribuir” correctamente el recurso del municipio cuando fuera de las cámaras, los reflectores y las redes sociales, la mentada “Nueva Realidad” no es más que aparentemente pura palabrería.
Resulta que mientras a finales de octubre el alcalde y su séquito de achichincles convocaban a los medios de comunicación para que le tomaran sus bellísimas fotos en los campos de Putla con la producción anual de flor; por otro lado, se cocinaba un contrato para la compra de macetas de cempasúchil que adornaron algunos días, el jardín y camellones del municipio para las festividades de Día de Muertos.
Dicho contrato está hecho por 59 mil 400 pesotes por la cantidad de 2 mil 200 macetas; es decir que el Ayuntamiento pagó 27 pesos por cada una, un precio exagerado si de cempasúchil se habla y es que, consultando a productores locales, el tipo de maceta colocada es de aproximadamente 6 pulgadas y su costo este año rondó los 15 pesos de mayoreo, por lo que el aparente sobreprecio fue de más de 26 mil pesos.
Pero la cosa no para ahí, pues resulta que la empresa a la que le compraron la flor, fue Mexicana Fomtur S.A. de C.V. representada por Victor Iván Rocha Muciño, una compañía con el domicilio ubicado en un edificio de la CDMX y que, a simple vista, no pareciera tener algo que ver con los floricultores.
¿Dónde quedó eso de “consume local”? Eso aquí y en China se llama “posar”, porque a vista de la ciudadanía, el hecho de hacer circo, maroma y teatro para después contratar foráneos y a precios irracionales es una verdadera obscenidad.
Ojalá esos 27 pesos por maceta se le hubiera pagado a alguna familia de la zona, ojalá hubiera tomado en cuenta a algún floricultor de Tetetla o de Putla, ojalá sirviera de algo el gasto cuando el riego de las plantas se hace de vez en cuando y terminan muertas en menos de 2 semanas representando un total y absoluto desperdicio de dinero solo para “tomar la foto”.
Se esperaría que todo esto le haya ido a platicar Bautista Arellano a la Maestra María Eugenia Rojano, titular de la Secretaría del Campo, a la que, en días pasados, fue a visitar que porque va a refrendar su compromiso con el sector agrícola. ¿Cuál compromiso? ¿Inflar gastos? ¿Comprar a empresas de otro lado en lugar de algún productor del municipio?
Ariz Vega