La intolerancia a los cuestionamientos, a la ideología diferente, a la lucha por pretender hacer las cosas bien, a exigir ser respetada, a pelear por sus derechos, a pedir que se gobierne con transparencia (tan famosa en la teoría y tan opaca en la práctica), ha llevado a Hitzel Bernal, 4ta regidora del Ayuntamiento de Calimaya, a enfrentarse con la tan arcaica cultura aparentemente “machista”, orquestada por el presidente municipal Óscar “El capulina” Hernández y secundada por el Secretario del ayuntamiento, Serafín Estrada Vilchis y por el primer regidor, Erick René Hernández Munguía.
Estas conductas hostiles, insolentes, vulgares y hasta soeces no son tema nuevo, pues cabildo tras cabildo se han hecho presentes por parte de estos “palurdos” servidores públicos, quienes, al parecer, no toleran que se vote en contra de las disposiciones que ya tienen establecidas y mucho menos que se les cuestione.
Quizá estaban acostumbrados a lidiar con regidores que solo van a “levantar la manita” porque ¿Cómo se le va a decir que no al señor presidente? Y cuando se trata de aprobar presupuestos o actas, el voto en contra les causa escozor; pero estará usted de acuerdo que, si las cosas no son totalmente transparentes, sería una complicidad aprobar situaciones que vayan en contra del bienestar del municipio y sobre todo de la ciudadanía.
Cabe destacar que el “despotismo” que sobresale en cada sesión de cabildo, no solo ha sido en contra de Hitzel Bernal, sino que la 5ta regidora también ha sido víctima del desdén de Óscar Hernández y Erick Hernández.
Ahí tiene usted lo sucedido en la 22ª sesión ordinaria de Cabildo, del pasado 9 de junio, donde “El capulina” Hernández, junto con dos de sus más pedestres aduladores, el primer regidor y el secretario del Ayuntamiento, se comportan de forma prepotente con la cuarta regidora; cuando Serafín Estrada Vilchis, con una vergonzosa falta de argumentos, “exige” la salida del salón de cabildos, de un asesor adscrito a la cuarta regiduría, para poder continuar con la asamblea.
Esta demanda fue secundada por el primer regidor, Erick Hernández, quien, con un dejo de autoritarismo, exhibió su profunda ignorancia disfrazada de sabiduría barata al “retar” a la cuarta regidora para que le indicara en qué artículo dice que las sesiones de cabildo deben ser públicas; todo esto mientras el presidente municipal y el secretario del ayuntamiento se ocupaban de cuestionar el domicilio, nombre y demás datos del asesor en cuestión, ya nada más les faltó preguntarle si contaba con su vacuna de tétanos, sarampión y de qué color traía los calzones; además de asegurar que para estar presente, debía ingresar solicitudes y no sabemos qué tantas cosas más que debía autorizar la Secretaría del Ayuntamiento.
Pero tranquilos, vamos a ayudarles un poquito: el Artículo 28 de la Ley Orgánica del Estado de México, donde a la letra dice: “Las sesiones de los ayuntamientos serán PÚBLICAS y deberán transmitirse a través de la página de internet del municipio”. Agregamos las mayúsculas en “públicas” como ayuda visual, para que lo puedan entender mejor y dejando claro que las personas que acudan deben permanecer en silencio y no participar en la asamblea, solo observar.
También es importante recalcar que no se debe confundir una sesión ordinaria con una sesión abierta, que como marca el citado artículo: “El cabildo en sesión abierta es la sesión que celebra el Ayuntamiento, en la cual los habitantes participan directamente con derecho a voz pero sin voto, a fin de discutir asuntos de interés para la comunidad y con competencia sobre el mismo. (…) El Ayuntamiento deberá emitir una convocatoria pública quince días naturales previos a la celebración del Cabildo en sesión abierta para que los habitantes del municipio que tengan interés se registren como participantes ante la Secretaría del Ayuntamiento”; ahí sí, le deben pedir permiso al señor Estrada Vilchis.
No cabe duda de que el álgido ambiente que se vive dentro de la actual administración que encabeza “El capulina” Hernández, solo demuestra la falta de oficio político de él y de sus defensores esbirros, la inconformidad al ser cuestionados sobre los tejes y manejes de los recursos, las designaciones hechas a conveniencia y sobre todo, sus conductas son evidencia de un posible machismo escondido tras de un puesto superior al de las regidoras, lleno de opresión, caciquismo y arbitrariedades, dejando clara su falta de tolerancia a que sea una mujer, quien les objete las decisiones que toman, porque de otra manera, no podríamos justificar tanta intransigencia aun cuando la regidora se encuentre en pleno uso de sus atribuciones y del ejercicio democrático de lo que debe ser una Sesión de Cabildo.
Y hablando de democracia, ya no se sabe si esta constante en el ayuntamiento se debe a la desaprobación hacia la figura femenina que pone en duda el actuar político de estos tres “varoniles” personajes, de forma aparentemente misógina; o al rotundo rechazo a la democracia, la cual queda mermada a la existencia de tanta violencia e intolerancia.
Ariz Vega