Recientemente, el alcalde Rausel Cervantes inauguró la Unidad de Atención Primaria en Adicciones (UAPA), la cual, según la publicación en las redes sociales oficiales del Ayuntamiento, servirá para “poder disminuir la prevención de las adicciones”. ¡Ah, caray!, ¿o sea que su finalidad es hacer que todo Joquicingo saque el activo, el Tonayan y hasta el foco? Pues, en vez de prevenir adicciones mediante la educación, el deporte y la cultura, parece que la UAPA será el nuevo punto para acabar de una vez por todas con la vida saludable del municipio.
Parece broma, pero es realmente serio que una buena iniciativa se vea opacada por los errores del área de comunicación social, y es que si su titular, el ciudadano Humberto Suriel Hernández, tuviera una carrera relacionada con el puesto que ocupa, sabría que desde los primeros semestres de la licenciatura se les enseña a los comunicólogos que para que la comunicación sea efectiva debe tener una serie de elementos identificados en el llamado “esquema de la comunicación” (se adjunta una ilustración para que Suriel lo vaya conociendo). Es claro que, si falla uno de estos elementos, simplemente la comunicación no se realiza como debe ser.
Ahora bien, tratándose de comunicación institucional, la importancia de hacerlo bien aumenta, puesto que debe ser el área encargada de fungir como enlace entre la ciudadanía y el gobierno, y más aún, son los responsables de presentar una imagen de lo que es el Ayuntamiento como institución. ¿Cómo se ve un error así? Evidentemente habla de una administración en la que no hay gente preparada, que no se toman en serio su labor como funcionarios públicos y que hace su trabajo “al aventón”, pues una cosa es tener un error, y otra es no tomarse la molestia de corregirlo cuando muchas de esas publicaciones son el parteaguas en loque la ciudadanía conoce de su gobierno.
Y si usted revisa otras publicaciones, notará que esto no es aislado, sino que abundan los errores ortográficos y sintácticos, el mal uso de los signos de puntuación, y el uso exagerado de mayúsculas para resaltar los puestos del alcalde y su esposa, lo cual es la combinación de la incorrección con el mal gusto.
Y quizá pensará que nadie es perfecto, que a cualquiera se le van los errores y que es suficiente con que se den a entender a medias. El problema es que, estos empleados del ayuntamiento están cobrando un sueldo que obviamente no se desquita como debería, dinero que sale de los recursos públicos, así que por lo menos, se podrían pagar un cursito de ortografía y redacción, ya que con los 142 mil 479 pesos anuales que cobra el encargado del área de comunicación y unos pocos miles del ostentoso sueldo del alcalde ¡claro que alcanza!
En fin, qué se puede esperar si, incluso en los puestos donde sí se requiere contar con un título profesional que avale las habilidades para ocupar el cargo, hay gente que no lo tiene. Todo esto es mucho menosprecio a la educación y más cuando el presidente se dice profesor.
Osvaldo García