Joquicingo

Mejor que el gobierno

Ciudadanos de Joquicingo dan cátedra de organización y solidaridad

Después del desastre natural en las costas del estado de Guerrero, mucha gente quiso poner su granito de arena y mandar un apoyo a las familias que vieron su patrimonio destruido y a mucha gente que está ahora ayudando a levantar esas tierras tan representativas de la nación.

La logística que hace llegar estas donaciones está coordinada en su mayoría por el Gobierno Federal, quien, a través de la Marina, Ejército, la Secretaría del Bienestar y el propio gobierno del estado, llevan y distribuyen los diferentes productos.

Desde todo México, tanto organizaciones ciudadanas y gobiernos estatales y municipales han establecido centros de acopio para apoyar a los afectados. En el Estado de México, la gran mayoría de los gobiernos locales a puesto por lo menos uno de estos centros.

Una de las pocas excepciones es el municipio de Joquicingo, gobernado por el profesor Rausel Cervantes, a quien aparentemente cada vez se le ve menos, y cuando se le ve, es para sacarse una foto en algún evento.

Pero como los joquicinguenses saben que poco o nada se puede esperar del “mayestro” y su gobierno, ellos mismos, organizados y solidarios, establecieron sus propios centros de acopio, obteniendo una gran respuesta de los vecinos.

Los productos recaudados fueron entregados a la oficina de la Secretaría del Bienestar, donde serán enviados a los afectados por el huracán Otis, comprobando que no se trata de tener muchos recursos, sino que lo principal es tener voluntad y ganas de ayudar, algo de lo que, por lo visto, carece el Ayuntamiento.

Y no se trata de ver quién es el que se pone la estrellita en la frente ni de llevarse las palmas por el altruismo, pero la primera instancia que debe proponer y hacer algo en casos como este es el gobierno municipal, pues ahí se supone que está la gente más capacitada, y que además, debe ejercer su función, la de ser servidor público, pues se les está pagando por brindar apoyo a la ciudadanía.

Poniendo el ejemplo, nuevamente se comprueba que no siempre un municipio se merece a sus gobernantes, pues dejan mucho qué desear al respecto, ya no solo como funcionarios, también ejerciendo los valores básicos y personales de la empatía y la solidaridad.

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