El Ayuntamiento de Calimaya, bajo la siempre atenta mirada de su presidente, Óscar Hernández Meza, ha vuelto a sorprender a sus ciudadanos con otro ejemplo flagrante de derroche económico. En una sesión de cabildo el pasado 25 de enero, se aprobó la exorbitante suma de 200 mil pesos para lo que podría denominarse como la “Ceremonia de Posters” en la promulgación del bando municipal.
La ceremonia en cuestión consistió, simplemente, en la impresión de mamparas y la colocación de posters en distintas áreas del municipio. Nada más por eso, el “Capulina” y compañía gastaron del erario 200 mil pesos.
Es difícil no preguntarse qué tipo de material se imprimió en estas mamparas y posters que justifique un gasto tan astronómico. ¿Acaso cada letra estaba impresa en oro? ¿O quizás se utilizaron tintas de la más alta calidad importadas de ultramar? La imaginación se dispara tratando de encontrar una explicación razonable para tan desmesurado gasto en lo que parece ser una tarea que podría haberse llevado a cabo con una fracción mínima del presupuesto asignado.
La gestión financiera del Ayuntamiento de Calimaya, una vez más, deja mucho que desear. En un momento en el que cada centavo debería ser cuidadosamente asignado para cubrir necesidades reales de la comunidad, resulta indignante presenciar tales actos de presunto despilfarro.
Este nuevo episodio de derroche económico pone en entredicho la integridad y la competencia de quienes dirigen los destinos de Calimaya. Los ciudadanos merecen una explicación convincente sobre cómo se justifica semejante gasto y qué medidas se tomarán para evitar futuros desatinos financieros.
En conclusión, la “Ceremonia de Posters” en la promulgación del bando municipal de Calimaya es un triste recordatorio de la aparente falta de responsabilidad y transparencia en la gestión de los recursos públicos.
Osvaldo García